Propósito de Vida
- Laura Berbis
- 7 oct. 2021
- 4 Min. de lectura

Muchas veces, nos perdemos y no tenemos claro cuál es nuestro camino seguir. Tener un propósito de vida nos proporciona una dirección y una acción, nos motiva y nos da energía para llenar nuestros días.
También nos permite vivir con coherencia, ya que muchas veces no alineamos las palabras con nuestras acciones. Si tenemos claro nuestro propósito nos alineamos y encaminamos hacía una misma dirección, sincronizando relaciones, formas de vivir, trabajo, alimentación, etc.., es decir todo aquello que nos suma y no nos resta para dar valor a nuestro propósito.
Cuando conectamos con nosotros, con nuestra esencia, y nos dejamos fluir, allí aparece realmente lo que buscamos en la vida.
Preguntas para hacernos sobre el propósito de vida:
· ¿Qué clase de cosas nos producen alegría y placer?
· ¿Qué nos gusta hacer y que nos hacer perder la noción del tiempo cuando lo hacemos?
· ¿En qué somos buenos, cuáles son nuestras habilidades o talentos en la vida?
· ¿Cómo podríamos ayudar al mundo con nuestros talentos y habilidades?
Tener una meta clara nos ayuda a saber qué debemos desestimar y no invertir tiempo en ello. Con un objetivo bien definido no nos perdemos por el camino, administramos mejor nuestro tiempo y energía y ganamos en efectividad porque únicamente destinamos nuestros esfuerzos a aquello que para nosotros tiene sentido. De esta manera, también tenemos más control y orden en nuestra vida. Todo actúa por y para nuestro propósito.
Descubrir nuestro potencial, nos va a ayudar, para ello debemos ser conscientes de nuestros dones naturales, nuestros talentos, lo que hacemos bien sin emplear mucho esfuerzo.
Analizar las decisiones que vamos a tomar, para encaminar nuestra vida hacía una misma dirección, para ello debemos empezar un proceso de introspección.
En cada etapa de la vida podemos tener diferentes propósitos, pero siempre tenemos claro el ponernos una meta, y buscar nuestros recursos a través de preguntarnos; ¿qué queremos hacer o conseguir?, ¿cómo lo vamos a hacer?, y ¿para qué queremos hacerlo? A veces los pequeños propósitos de cada etapa, nos permiten llegar, a una gran meta., para ello debemos apuntar hacía diferentes tipos de objetivos.
Propósito de vida: La mayoría de las personas ni se lo plantea van en piloto automático dirigido por un mundo y una sociedad que va muy rápido, todo tiene que ser ya y ahora. Pero hay otras que lo tienen claro y viven su vida enfocados a una misma dirección.
No importa si piensas que tu propósito de vida está fuera de tu alcance, si ese es tu propósito y vas a por ello con fuerza, perseverancia, convicción y motivación ten por seguro que la vida te proporcionara las herramientas necesarias para llevarlo a cabo.
Visualiza tu propósito, tus objetivos y tus metas.
Grandes objetivos: Son retos que se consiguen a medio o largo plazo, y nos llevan a nuestras metas y sueños. Para ello tenemos que definir bien donde queremos llegar y tener los objetivos claros porque vamos a tener días en nos encontraremos perdidos, que nos duele hasta el alma y sin fuerzas para seguir; y pensar en ellos nos llevará a volvernos a motivar, para seguir en la lucha.
Objetivos prioritarios
Estos son los objetivos que nos llevan un menor tiempo. Días, semanas o meses en realizarlos. Sin ellos no podemos llegar a los grandes objetivos, son pequeños pasos diarios para alcanzar el éxito.
Debemos darle prioridad a las tareas más importantes y urgentes porque que de ello depende que alcancemos nuestros objetivos prioritarios.

El método SMART, nos ayuda a conseguir estos objetivos, podemos empezar haciendo una lista, con nuestro propósito de vida, como nos gustaría que fuera nuestra vida, con todo lujo de detalles.
No importa si después de hacerla y leerla al día siguiente no nos convence lo escrito, podemos hacerla de nuevo, hasta que quede reflejado en el papel lo que realmente nos gustaría alcanzar.
Vamos a centrarnos en cada área y cuando tengamos claridad escribiremos con todo lujo de detalles, lo que deseamos, lo que nos apasiona, lo que nos remueve interiormente.
Específico: Debemos dar claridad a nuestro objetivo, no vale decir me voy a poner en forma. Debes decir me voy a poner en forma y para ello mañana me apunto al gimnasio y consulto a un dietista para definir mi dieta.
Medible: Le ponemos fecha, no vale decir voy a perder peso cuando me apunte al gimnasio. Hay que decir, voy a perder los 5 kg que me sobran en 5 meses.
Alcanzable: Tiene que ser realista y algo que de verdad puedas hacer, de nada vale decir pierdo 5 kg en un mes, ¡no! Debe ser, planifico mi dieta y mis ejercicios para perder 5 kg en 5 meses. Pongamos algo que de verdad podamos alcanzar.
Realista: De nada sirve crearnos objetivos que en el fondo sabemos que no vamos a realizar. Pongamos metas realistas y que estén a nuestro alcance. Es preferible hacer poco, pero con constancia.
Temporal: Definir el objetivo a corto, largo y mediano plazo.
En definitiva, para lograr a alcanzar nuestras metas debemos ponernos en acción, con pequeñas tareas diarias, pequeños pasos, y definir una fecha para lograrlo.
“SI ALGO TE GUSTA Y TE APASIONA VE A POR ELLO”
Laura Berbis
Coach@PNL
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